Llega por fin al pie de la escalera y gira a la derecha hasta tocar el borde de la pared. A partir de ahí camina con mas seguridad hasta que se detiene y espera que pase el siguiente tren.
Una pareja de jovencitos también aprovecha el apoyo de la pared y se demuestran la pasión que sienten junto a él; apenas y notan su presencia o la del resto de la gente que espera en el andén.
Una oficial de seguridad recorre el área y se detiene un momento a observar al hombre del bastón y a la pareja de amorosos.
Por fin se escucha el tren que ya se acerca a la estación. El hombre del bastón espera a que el flujo de la corriente lo lleve hasta las puertas del vagón. Una mujer mayor lo ve y lo toma del brazo diciéndole: "venga por aquí, que lo van a aplastar". El hombre sonríe y toma el brazo de la mujer a la altura del codo aceptando la ayuda: "Gracias, señora"-. Suena el aviso y las puertas se cierran sellando el cálido ambiente en el interior del vagón. Dos estaciones mas adelante la mujer dice: "yo me bajo en la siguiente, usted hasta donde va". El hombre del bastón confirma el nombre de la estación y afirma que también bajará.
Al llegar a la estación el hombre y la mujer esperan a que bajen los que llevan mas prisa y luego bajan también. El andén está un poco mas despejado y pueden caminar libremente hacia la salida.
Lentamente suben la escalera que los llevará a la calle una anciana caminando con dificultad apoyándose en su bastón, y un joven ciego tomándola del brazo. Ni una mirada se detiene en ellos mientras la mujer dice: "venga por aquí, que esta gente es capaz de aplastarlo, si lo sabré yo".
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