-No tengas miedo. Los seres de Luz, tal vez alguien a quien conozcas, te estarán esperando para recibirte. Descansa ahora. No te resistas. Ellos te guiarán y te cuidarán.-
El hombre cerró los ojos, suspiró largamente y luego movió los labios como para decir algo imperceptible y finalmente murió.
-¿Por qué le dijiste eso?. Tú no crees en nada.- le cuestionó la mujer.
Él sostuvo la mano del hombre por un momento y luego la dejó suavemente sobre su pecho. Al fin enfrentó a la mujer:
-Yo no creo en nada, pero el sí.-
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