Want to read and don't know spanish? Try the translator

sábado, 30 de noviembre de 2013

La Muerte II

-Al final, ¿que soy?: ¿una mala persona pretendiendo que soy más bueno que los demás?.-pensó. 
El hombre levantó la cabeza para ver el reloj que estaba sobre la mesa. Eran las 4:15. Eso significaba que llevaba mas de una hora reflexionando. 
-O soy simplemente una buena persona que ha hecho cosas terriblemente malas.- pensó mientras recogía el arma de la cama donde la había dejado. 
-¿Quién soy?.-se preguntó.-Bueno, supongo que nunca lo sabremos realmente.-se dijo en voz alta colocando el arma a la altura de su sien derecha. Después de un último suspiro jaló del gatillo.

La Muerte

Sabía que el hombre agonizaba. Tomó su mano y se inclinó para hablarle.

-No tengas miedo. Los seres de Luz, tal vez alguien a quien conozcas, te estarán esperando para recibirte. Descansa ahora. No te resistas. Ellos te guiarán y te cuidarán.-

El hombre cerró los ojos, suspiró largamente y luego movió los labios como para decir algo imperceptible y finalmente murió.

-¿Por qué le dijiste eso?. Tú no crees en nada.- le cuestionó la mujer.

Él sostuvo la mano del hombre por un momento y luego la dejó suavemente sobre su pecho. Al fin enfrentó a la mujer:

-Yo no creo en nada, pero el sí.-

viernes, 29 de noviembre de 2013

Acerca del Maestro y su Discípulo



NUEVE 

Discípulo: “Maestro, en la lección de hoy sobre el perdón nos hablaste de la necesidad de perdonar aquello que nos haya lastimado. Pero, ¿se puede olvidar el dolor?”

El Maestro miró a su discípulo por un momento y luego contestó: “¿Puedes recordar todo aquello que te ha lastimado a lo largo de tu vida?, ¿cada espina clavada, cada golpe recibido, cada insulto y cada traición?, ¿podrías ahora mismo nombrar a cada persona que te  provocó dolor a lo largo de la vida?”

Discípulo: “Claro que podría recordar a quienes me causaron dolor y en el modo en que lo hicieron. No significa que no haya perdonado algunas cosas pero, no lo he olvidado.”

Maestro: “Desde que respiramos la primera bocanada de aire al nacer sentimos dolor. El dolor de dejar el cálido ambiente que nos protegió al principio para enfrentar la fría, desconocida y amenazante vida. El dolor de sentir hambre y soledad al separarnos de nuestra madre. El dolor del primer rasguño que nos provocamos nosotros mismos sin saberlo. El dolor del golpe en aquella primera caída cuando aprendíamos a caminar. El dolor de la quemadura en la boca por no saber que la comida caliente puede lastimar. Sufrimos todo eso, ¿puedes recordarlo?”

Discípulo: “No, por supuesto que no. Pero eso no es lo mismo que el dolor que experimentamos más adelante en la vida. Recordamos lo que más nos lastimó...

Maestro: “Es posible, pero, ¿no somos nosotros mismos quienes decidimos los recuerdos que guardamos?”

Discípulo: “Si, claro”

Maestro: “Entonces también podemos decidir olvidar aquello que nos provocó dolor.” 


OCHO

Maestro: Veo que estás muy pensativo esta tarde. Perdona que interrumpa tu meditación, pero me parece que hay algo que te preocupa, mi querido discípulo.

Discípulo: No te equivocas, Maestro. He estado pensando en lo que sucedió ayer en la aldea. Un grupo de hombres estuvieron discutiendo en la calle, después de unos momentos empezaron a insultarse y terminaron peleando a golpes. Fue muy impresionante.

Maestro: Siempre es lamentable presenciar una pelea. Pero, ¿qué es lo piensas de eso?

Discípulo: Bueno, no sé por qué empezaron a discutir aquellos hombres pero no creo que haya valido la pena llegar a la violencia. ¿No opinas lo mismo?

Maestro: La violencia nunca será la solución a ningún problema. Ahora bien, la lucha de un hombre es tan individual como sus razones. ¿Por qué razones estarías dispuesto a luchar tú?

Discípulo: Pero ¿no acabas de decir que la violencia no es la solución a ningún problema?

Maestro: Si, pero no todas las luchas implican violencia.


SIETE

Discípulo: Maestro, he pensado mucho en la lección de hoy acerca de enfocarnos en el presente. Y algo que no entiendo es que debemos olvidar el pasado. ¿Tú nunca piensas en lo que has hecho?

Maestro: Bueno, sin duda he tenido una larga vida y tengo muchos recuerdos.

Discípulo: Entonces si tú mismo no has olvidado tu pasado. ¿Por qué dices que debemos enfocarnos en el presente?

Maestro: Detengámonos un momento. Ahora demos la vuelta y observemos las huellas que hemos dejado en el sendero de arena mientras caminábamos. ¿Puedes regresar por este camino poniendo tus pies exactamente en el mismo lugar en el que dejaste tus huellas sin mover un solo grano de arena?

Discípulo: Bien sabes que eso es imposible. Si quisiera caminar sobre mis propias huellas tendría que mover la arena del sendero.

Maestro: Es verdad. Ahora miremos nuevamente el sendero que aún no hemos recorrido. ¿Puedes ver tus huellas sobre la arena?

Discípulo: ¿Cómo podría ver mis huellas si, como tú has dicho, aún no hemos caminado por esa parte del sendero?

Maestro: Exactamente. Ahora dime mi querido discípulo: ¿cuánto tiempo ha pasado mientras estabas detenido viendo un sendero que ya no podías recorrer y otro que aún no has recorrido?


SEIS

Discípulo: Maestro, ayer nos dijiste que la fortaleza de nuestro grupo sólo será plena si nos unimos todos: débiles y fuertes. Pero yo creo que la fortaleza del grupo debe ser la suma de las fortalezas individuales.

Maestro: Bien, vamos a meditar un poco en eso mientras caminamos. ¿Podrías pasarme mi bastón de bambú, por favor? Me gusta este bastón. Me lo regaló un viejo amigo y ha estado conmigo por mucho tiempo. Es fuerte y ligero. Pero mira cómo se ha agrietado en la base tras años de apoyarme en él.

Discípulo: Entiendo lo que quieres decir. El bambú es fuerte pero también puede ser débil, ¿no es cierto?

Maestro: Si, así es. Ahora, ¿qué opinas de esta brizna de hierba seca?

Discípulo: Evidentemente no es tan fuerte como el bambú…

Maestro: Es verdad, sólo bastan mis dedos para romperla. Pero, ¿qué pasaría si unimos suficientes tallos de hierba para hacerlos tan fuertes como el bambú?

Discípulo: ¿Entonces la fortaleza de un grupo es la suma de las debilidades individuales?

Maestro: No he dicho eso exactamente. ¿Has observado cómo construyen los aldeanos sus chozas? Sobre un armazón de bambú colocan haces de hierba atados entre sí. Nunca subestimes la debilidad ni sobreestimes la fortaleza mi querido discípulo.


CINCO

Discípulo: Maestro, yo siempre escucho gente que dice que el optimismo es esencial para la vida. Pero, creo que no es posible ver todo con optimismo siempre. ¿Tu qué opinas?

Maestro: Vamos a dar un paseo por el jardín mientras pienso en esto. Ahora, mi querido discípulo mira a tu alrededor y dime: ¿qué ves?

Discípulo: Bueno, veo nieve por todas partes. Dado que es una tarde nublada, veo todo gris y un poco oscuro ...

Maestro: Déjame decirte lo que veo. Bajo la nieve veo el jardín. Puedo ver las mariposas, puedo oír el canto de los pájaros y hasta puedo oler las flores y sentir la hierba bajo mis sandalias. Ahora, estoy siendo optimista o es sólo que sé que el invierno terminará algún día y la primavera vendrá como ha sucedido desde el principio de los tiempos?

Discípulo: Entonces, ¿estás diciendo que el optimismo es posible sólo si sabes lo que va a pasar?

Maestro: Estoy diciendo que, de hecho, el jardín está ahí, no importa si es invierno o primavera. Depende de ti ver bajo la nieve, mi querido discípulo.


CUATRO

Discípulo: Maestro, esta mañana vi a una anciana muy pobre pidiendo dinero en la calle. Busqué algunas monedas en mi bolsillo para dárselas pero no tenía ninguna y eso me hizo sentirme muy mal.

Maestro: ¿Por qué te sentiste mal?

Discípulo: Porque quería ayudarla y no pude hacerlo.

Maestro: Conozco a la anciana que viste. Vive cerca del monasterio y con frecuencia viene a recoger las sobras de la comida. Si quieres puedo indicarte donde vive. Tal vez en tu tiempo libre puedas ir a ayudarle preparando su comida, limpiando su choza o simplemente pasando tiempo con ella.

Discípulo: Yo quisiera hacerlo, pero con mis estudios y las obligaciones en el monasterio casi no me queda tiempo.

Maestro: Entonces mi querido discípulo, tal vez deberías buscar en tu bolsillo algo más que monedas.


TRES

Discipulo: Maestro, ¿cómo te gustaría ser recordado después de morir?.

Maestro: Lo que yo quiera respecto a eso no importa. Verás mi querido discípulo, la forma en que la gente me recuerde es su prerrogativa. La forma en que yo recuerdo mi vida es la mía.


DOS

Discípulo: Maestro, ¿le tienes miedo a la muerte?.

Maestro: Yo?, no. No quiero morir, como supongo no lo quieren todos los demás. Y tú, mi querido discípulo, ¿le tienes miedo a tu final?.

Discípulo: No sé. No sé qué hay después de la muerte.

Maestro: Esa es una buena razón para no tener miedo, no crees?. Además, ya descubrirás que es el camino lo que importa, no el final.


UNO

Discípulo: Maestro, quiero saber. Por favor, enséñame.

Maestro: Sé humilde, entonces aprenderás.

Discípulo: ¿Qué voy a aprender?

Maestro: Aprenderás a ser humilde, mi querido discípulo.

jueves, 28 de noviembre de 2013

Me lo contaron (19-Feb-2012)


Un duende me contó que una hada le dijo que escuchó a un gnomo cuando hablaba con un fantasma acerca de dos nahuales que decían conocer a un espíritu conocido por tener relación con brujas y extraterrestres que hacían viajes astrales a la cuarta dimensión sobre carruajes jalados por unicornios que eran guiados por Pie Grande y un enorme Yeti mientras un Chupacabras lanzaba cuarzos mágicos a su paso para protegerlos del mal de ojo, las malas vibras, los chakras bloqueados y la mala suerte provocada por la alineación de planetas. Yo no creí mucho en todo eso porque soy escéptico. Después de todo, ¿quién puede creerle a un duende en estos días?.

Crónica de una pesadilla recurrente (24-Abr-2011)

Es extraño que a esta hora de la tarde todo se encuentre tan tranquilo en la plaza del pueblo. No hay autos, no hay gente caminando ni escucho mas sonido que el viento entre los arboles de los jardines. Empiezo a sentir cómo un sudor frío recorre mi espalda, el pulso se acelera, cuesta trabajo respirar y los cabellos de la nuca se erizan. Es la ya familiar sensación del miedo que se va apoderando de mí poco a poco. Y ya sé lo que viene después. Volteo hacia el norte, hacia la iglesia, y nada. Hacia el poniente puedo ver que la tienda de vinos de la esquina y el banco se encuentran desiertos. Al sur está el restaurante y el pequeño local donde se venden los boletos de los autobuses, pero no hay nada ahí tampoco.

Entonces lo veo. Así, a la distancia, no se ve amenazador en absoluto. Por supuesto que llamaría la atención de cualquiera, pero al principio no se siente miedo, sólo curiosidad. Yo, que ya lo he visto muchas veces antes (incontables, podría agregar) siento cómo el terror me golpea en el estómago y me deja sin aire. Ahora no puedo moverme, sólo puedo seguir aquí de pie, viendo cómo da vuelta por la esquina del cine. Espero que esta vez no me vea, aunque sé que es inútil pensarlo. Se mueve lentamente por la acera hacia el edificio donde se encuentran las oficinas municipales. No parece tener prisa, se detiene de cuando en cuando y olfatea el aire moviendo las enormes orejas. Entonces gira la cabeza y clava sus ojos rojos, inexpresivos en los míos. ¡Me ha visto!. Un reflejo, mas que un movimiento voluntario, me hace correr. Llego a la esquina de la plaza frente a la iglesia y me detengo a mirar hacia atrás. Ahora ya no lo veo, no sé donde está. ¡Debo saber en dónde está!. Camino lentamente por la plaza rumbo a las oficinas municipales. Todas las puertas que dan al frente están abiertas. No sé si acercarme a la más próxima para entrar. Ahora veo que se asoma por la puerta mas alejada y antes de que pueda verme de nuevo corro a esconderme en la primera entrada a las oficinas.

El contraste entre el brillante sol de afuera y la penumbra del interior no me dejan ver nada al principio. Poco a poco mis ojos se acostumbran y camino hacia los escritorios del fondo. No escucho nada. ¿Se habrá ido?, ¿se está acercando?. Lentamente y con cuidado vuelvo a asomarme a la puerta. ¡No!, está apenas a unos metros de la puerta parado en la acera, ¡y me ha visto de nuevo!. Corro hacia adentro tropezando con las sillas y los escritorios. Sé que todas las oficinas se comunican entre sí por puertas laterales, así que sigo corriendo pasando de una habitación a otra sin detenerme. Por fin llego a la última oficina. Ya no hay mas puertas, sólo la salida hacia la calle. Me detengo un momento tratando de recuperar el aliento y puedo escuchar el ruido de sillas y muebles arrastrando por el piso. Salgo a la calle y puedo ver que él también ha tenido la misma idea y ahora camina hacia mí. Vuelvo a entrar al edificio y él hace lo mismo. Salgo de nuevo y cruzo la calle hacia la plaza. Corriendo trato de volver al lado norte, pero él también ha cruzado hacia la plaza y me corta el camino. Regreso a las oficinas donde sé que puedo esconderme. Ahora ya no escucho nada. Por un momento pienso en quedarme quieto bajo un escritorio, pero no puedo. Tengo que saber en donde está. Salgo de nuevo hacia la acera y ahora puedo ver su lomo blanco asomando por la puerta mas alejada de donde me encuentro. Aprovecho que está de espalda y cruzo corriendo la calle hacia la plaza. De reojo veo cómo da la vuelta y viene detrás de mí. Cruzo la plaza corriendo lo más rápido que puedo. Por fin tomo la calle hacia el norte, hacia la casa. Al llegar a la esquina de la tienda miro sobre mi hombro y lo veo avanzar. Se bambolea de un modo extraño sobre sus patas traseras, las orejas enormes sobrepasan la altura de las casas a los lados de la calle, sus ojos rojos me miran sin expresión alguna. Siempre pienso que tal vez podría acercarme a él y preguntar: "¿porqué me persigues?, ¿qué quieres de mí?", pero algo me dice que eso sería inútil. Sigo corriendo pero ahora mas lentamente porque ya estoy agotado. Tengo la boca seca y las piernas ya no me responden. Cuando vuelvo a ver dónde está, me quedo paralizado. El gigantesco conejo blanco está parado justo detrás de mí. Caigo al suelo. Se detiene junto a mí y me mira olfateando el aire mientras agita los bigotes. Es todo, ya no puedo correr...Por un momento no me atrevo a moverme, luego lentamente abro los ojos y al principio no veo nada. Poco a poco empiezo a distinguir entre la oscuridad los objetos familiares de la casa de mis abuelos. Escucho el ladrido lejano de los perros. Aun es de noche. Siento el sudor correr por mi frente. Quisiera que ya fuera de día y pretendo esperar despierto hasta que lo sea. Pero a los 8 años no se tiene mucha fuerza de voluntad y al poco tiempo, sin darme cuenta, vuelvo a cerrar los ojos: La plaza vacía está frente a mí y a lo lejos, dando vuelta por la esquina del cine, veo un par de orejas enormes acercándose...

Laberinto (4-Abr-2011)


Me soñé soñando un sueño en el que soñaba estar soñando.Me soñé despertando del sueño en el que soñé que soñaba.
Sueño soñar y sueño despertar en un mismo sueño,
sabiendo que apenas hay diferencia entre dormir y despertar.
¿Cómo será soñar que sueñas dormir sin soñar?
¿Cómo será despertar de un sueño sabiendo que aun sueñas?
La pesadilla de un soñador es soñarse despertando,
y saber que se está en un sueño sin soñar..
Hoy soñaré que duermo sin soñar
y despertaré sin recordar el sueño.

Un Cuento de Brujas (23-Feb-2011)

Durante una oscura noche y en lo mas profundo del tenebroso bosque, dos brujas discutían acaloradamente:
-Vamos a decidir de una vez por todas quién de las dos es la mejor bruja.- dijo la bruja blanca.
-Eso ya está decidido: yo soy la mejor.- contestó la bruja negra.
-Eso crees tú, ahora voy a hechizarte y conocerás mi poder.- contestó la bruja blanca mientras agitaba su varita mágica frente al rostro de la bruja negra.
-Adelante, hechízame si puedes. No creas que te tengo miedo.-replicó la bruja negra cruzando los brazos y dando la espalda a la bruja blanca con un gesto de desprecio.

-Deberías temerme más.- dijo la bruja blanca bajando su varita, y luego añadió en un tono más enigmático.- ¿Cómo sabes que no te he lanzado ya un conjuro para dominar tu voluntad? Después de todo, no has opuesto ninguna resistencia a que te hechizara.-
La bruja negra se quedó en silencio un momento y luego se dio la vuelta lentamente. Todavía permaneció en silencio un breve instante. Finalmente alejándose un poco de la bruja blanca, la miró fijamente y dijo: -Reconozco que me has hecho dudar, pero ahora voy a decirte algo que te sorprenderá: yo te he encantado para que creas que puedes vencerme. Lo hice porque estoy aburrida de ganar siempre a todas las brujas y pensé que sería divertido luchar contigo si tú creías de verdad que podías vencerme.-

Ahora era la bruja blanca quien permanecía en silencio, mientras miraba fijamente a la bruja negra pensaba en lo que debía hacer. Después de un momento que pareció interminable, la bruja blanca habló. Todavía mirando a los ojos a la bruja negra, sonrió y dijo: -Eres muy lista. Eres un digno rival. Pero ya has perdido esta batalla. Notarás que he tardado en contestarte. Eso lo hice a propósito para ganar tiempo. Pronto sabrás de lo que hablo...-. El ulular de un búho que provenía de entre las sombras de los árboles interrumpió a la bruja blanca, ésta miró hacia el lugar de donde parecía provenir el lúgubre canto y sonriendo aún mas se dirigió a la bruja negra: -¿Escuchaste eso? Es mi cómplice que ha llegado puntual a la cita.-

La bruja negra también miró hacia la penumbra del bosque tratando de adivinar dónde se encontraba aquel cómplice. Dio unos pasos hacia atrás como para alejarse de su rival y luego, levantando de nuevo su varita, amenazó a la bruja blanca diciendo:-¿Tanto miedo me tienes que pides ayuda para vencerme? Reconoces que soy mas poderosa que tú. Por eso me temes.- La bruja negra habló lentamente haciendo una pausa entre cada palabra. De pronto se escuchó el largo y lejano aullido de un lobo. La bruja negra se acercó al borde de los arboles. Su rostro quedaba oculto en las sombras cuando habló en un tono mas profundo: -!Ah!, mi aliado ya ha dado cuenta del tuyo. ¿Escuchaste su aullido? Con él me dice: "Ama, ya he cumplido tus ordenes".

Las dos brujas miraron a su alrededor preguntándose qué más se escondía en aquella oscuridad. Luego se acercaron al centro del claro y se detuvieron frente a frente. Trataban de evaluarse mutuamente pero ninguna mostraba emoción alguna en el rostro.

Largo tiempo transcurrió antes de que una de las dos hablara finalmente. Fue la bruja blanca quien habló primero: -Ya casi amanece. No podemos seguir aquí.- dijo y se dio la vuelta para dirigirse al bosque, no sin antes echar una última mirada a la bruja negra. Esta se quedó todavía un momento viendo alejarse a su rival y antes de que se perdiera entre los árboles le dijo a manera de despedida. –Esto no ha terminado-. Luego se dio la vuelta y se internó ella misma en el bosque pero en dirección opuesta a la que había tomado la bruja blanca.

El claro quedó en silencio. Ni la más leve brisa agitaba las hojas de los árboles. La oscuridad comenzaba a disiparse por el oriente cuando dos ancianas, una vestida con una túnica blanca y la otra con una túnica negra, recorrían el bosque caminando lentamente alejándose cada vez más una de la otra. Ambas iban meditando sobre lo ocurrido durante la larga noche que estaba por terminar.

-Estoy tan cansada- pensaba la bruja blanca –que lo único que quisiera es llegar a mi cama para descansar.- Se detuvo un momento al sentir el conocido dolor en las rodillas que a veces la atacaba por las mañanas. –Esta vez casi me descubre esa maldita vieja. Si no hubiera sido por el búho que cantó de pura casualidad…- la anciana no pudo evitar sonreír al recordar la cara de espanto que tenía la bruja negra cuando le explicó que todo era a propósito- ...de todos modos, casi creí que se daría cuenta-.

La anciana con la túnica negra mientras tanto pensaba: -Esa vieja bruja, ya me tiene harta. Temo que cualquier día de estos me descubrirá. Pero no, no creo que sea pronto. Soy más lista que ella. Se quedó helada de miedo cuando se escuchó el aullido del lobo y le dije que era mi aliado.- la bruja negra sonrió al recordar su ingenio. –En fin, es mejor que tenga cuidado la próxima vez. No puedo dejar todo a la suerte.- Caminando aun más lentamente se llevó las manos a la espalda al sentir una punzada de dolor. -Eso me pasa por estar tanto tiempo de pie.-

La anciana de la túnica blanca salió por fin del bosque al tiempo que los rayos de sol inundaban el sendero que conducía al pueblo. Recorrió el último tramo de la estrecha calle saludando a los vecinos que encontraba a su pasó. Finalmente llegó al frente de su casa. Era un local pequeño y modesto. En la maltratada puerta se podía leer en un cartel pintado a mano y con faltas de ortografía: “Bruja Blanca: Se hacen trabajos para dinero, amores perdidos. Lectura de cartas. Tarot.”

La bruja negra por su parte se dirigía a su casa después de haberse detenido a comprar pan para su desayuno. La vieja se detuvo un momento frente a su casa disfrutando del calor del sol sobre su adolorida espalda. En la fachada podía verse un letrero que decía: “Bruja Negra: Se deshacen trabajos de magia blanca y negra. Lectura del Tarot. Carta astral. Lectura de aura.”
Cuando finalmente ambas ancianas se sentaron pesadamente al llegar a sus respectivas casas su pensamiento era el mismo: “Ojalá que no se den cuenta nunca de que esto de la brujería es puro cuento.”

Caminante (11-Dic-2009)

Para Emilia

Tú que empiezas a caminar,
¿sabes a donde tus pasos te llevarán?
¿Sabrás qué obstáculos encontrarás?
¿Tendrás listo el cayado para apoyarte en los tropiezos?
¿Creerás que el camino es interminable?
Cuando veas nubes de tormenta en el horizonte,
¿serás capaz de enfrentar el temor?
Al emprender la empinada cuesta,
¿adivinarás la suave bajada?
Dejarás pasar el paisaje sin apenas verlo,
o guardarás en la memoria cada detalle del camino.
Al detenerte a descansar,
medirás el éxito al ver lo recorrido,
o mirarás al frente esperando la siguiente curva.

Solo tú sabrás las respuestas,
tu camino es nuevo y solo tuyo.

Que tengas un buen viaje.

Cuento II: Arcoiris (12-Jun-2008)

Las nubes se visten de luto, porque piensan que el sol ha desaparecido para siempre. Cuando la tristeza es intensa comienzan a llorar. Algunas nubes se controlan un poco y solo sollozan quedamente con una llovizna que apenas mueve las hojas de los árboles. Otras, las que más amaron al sol, lloran abundantes, gruesas y frías gotas de lluvia y gritan su dolor con ensordecedores truenos y relámpagos cegadores. Cuando el sol se da cuenta de la pena que causa su ausencia, regresa lentamente: primero se asoma un poco y algunas nubes dejan de llorar, aunque aun no creen que él ha regresado. Poco a poco todas las nubes se dan cuenta y entonces dejan de llorar y, tímidamente, entre sus últimas lágrimas aparece una sonrisa: el arco iris.

Cuento III: El Perro, El Gato y El Ratón (12-jun-2008)

En la época de la creación, Dios pensó en crear una criatura pequeña, frágil, inteligente y entonces creó al ratón. Luego pensó que el ratón debería tener un amigo para que no se sintiera solo, pero tendría que ser un buen compañero. Como el ratón es inquieto, hiperactivo, nervioso; Dios creo una criatura que era lo opuesto: tranquila, observadora, segura de sí misma; creó al gato. La relación entre ambos se equilibraba perfectamente, se llevaban muy bien.... excepto cuando discutían acerca del hombre, aquella criatura extraña que Dios había creado recientemente. El ratón pensaba que no valía la pena ocuparse de él, era un habitante mas del paraíso. El gato en cambio consideraba que Dios tenía especial predilección por el hombre y que convenía estar cerca de él. Cuando Dios percibió aquellas diferencias, decidió crear a una especie de moderador que acabara con las discusiones del gato y el ratón. El perro fue entonces creado con características muy especiales: honestidad, fidelidad, paciencia, capacidad negociadora. Dios estaba satisfecho. Todo marchaba bien ya que el perro calmaba al ratón y convencía al gato de que Dios no tenía preferencias.

Un día el hombre encontró al perro y de inmediato lo atrajo su bondad, alegría, fidelidad. Entonces convenció a Dios de que lo dejara quedarse con él. Cuando el gato se enteró, corrió hasta donde estaba Dios y le pidió que le permitiera ser la mascota del hombre también (porque ya estaba seguro de que efectivamente, el hombre era el preferido de Dios). El Creador no estaba de humor para peticiones (llevaba 7 largos días creando y creando) así que le dijo al gato: "Si convences al hombre de que eres la mejor mascota, puedes quedarte con él". El gato enseguida se dedicó a seguir al hombre por todas partes, pegándose a sus piernas, subiéndose a su regazo, ronroneando seductor. El ratón que no comprendía cómo era posible que su gran amigo lo hubiera abandonado, se juró a si mismo que seguiría al hombre y viviría con él, aun sin su consentimiento. Desde entonces el ratón, el perro y el gato viven con nosotros tratando de ganarse nuestro reconocimiento, compitiendo y peleando entre ellos por nuestra atención.

Por supuesto que Dios, en su infinita sabiduría, permitió que la rivalidad existiera pensando: "Si no lo permito, ¿cómo van a crear a Tom y Jerry?"

El Amor en Nuestro Tiempo (5-Ago-2008)

- La verdad es que el amor no es todo en la vida, tal vez sea lo más importante. O tal vez ni siquiera llegue a ser importante.-
El hombre se incorporó en su silla y dijo asombrado: - ¿Cómo puedes hablar así de un sentimiento tan hermoso.-
- Porque es la verdad, es tal como te lo digo. Sólo piénsalo un poco y verás que tengo razón.-
El hombre escuchó la respuesta y sonrió condescendiente: - No lo creo, debes estar bromeando cuando piensas así.-
- Te digo que es verdad, sólo tienes que pensarlo tú mismo. Esto tiene su lógica. Mira, si el amor es, como tu dices, un sentimiento hermoso, entonces ¿porqué sufres cuando te enamoras?.-
El hombre encendió un cigarrillo, señal inequívoca de que estaba reflexionando su respuesta: -Eso es parte del sentimiento, amar es sufrir...a veces.-
- ¡Tú mismo lo has dicho! Si amar es sufrir, el amor no puede ser hermoso. ¿O es que a ustedes les gusta sufrir?
El hombre se reclinó en su silla y exhaló una bocanada de humo en un largo suspiro. Su poder de reflexión estaba funcionando al máximo: - No, pero el amor lleva al sufrimiento en cierta forma, de manera que...- El hombre no pudo terminar su respuesta pues se vio interrumpido.
- Eso es, el amor lleva al sufrimiento y, según entiendo, a la gente no le gusta sufrir. Por lo tanto el amor debe evitarse.
- Pero, ¿qué dices?.- el hombre aplastó su cigarrillo en el cenicero y se incorporó de nuevo. El tono de su voz iba subiendo.- El amor conlleva algo de sufrimiento, sí. Pero la intensidad y el gozo que produce éste sentimiento compensan cualquier sufrimiento.- Al final de la frase imprimió un tono suave a sus palabras.
- ¿Qué porcentaje de sufrimiento incluye el amor?. ¿El 10%, el 40%?.-
El rostro del hombre comenzó a encenderse al escuchar la pregunta: -¡No digas tonterías!. No puede hablarse de porcentajes. Cuando amas no te importa sufrir, sólo quieres disfrutar del amor en sí mismo.-
- Falso. Lo que dices es mentira. Cuando amas no quieres sufrir. Amas para ser más feliz.- fue la respuesta contundente.
El hombre se incorporó totalmente y encaró a su interlocutora en un último esfuerzo por reflexionar antes de responder: -Claro, pero no te importa lo que suceda con tal de amar. Ni siquiera importa si eres correspondido, porque... . - De nuevo vio interrumpida su respuesta:
- No es cierto, si te importa. Porque en el fondo lo que buscas es ser feliz, no sufrir. Lo que sucede es que de momento te dejas llevar por la corriente de tu instinto y no reflexionas... . -
Ahora fue el hombre quien interrumpió la respuesta. Algo se aclaró en el interior de su cabeza y comprendió por fin lo que estaba ocurriendo: - Pero ¿qué sabes tú del instinto?... . ¿Qué sabes del amor?... .¿Qué puedes saber de la vida?.-
La respuesta fue inmediata: - La vida es una manifestación material de la grandeza divina..-
De pronto el hombre perdió su estabilidad y su capacidad de pensar fríamente. Casi gritando respondió:- ¿Pero qué dices?. ¿De qué estás hablando?.-
- Eso fue lo que grabaste en mi memoria como tu definición de la vida. ¿Recuerdas?.-
El hombre perdió la paciencia ante la respuesta: - ¡Bah!. Como computadora de conversación eres un fracaso. En una discusión te sales por la tangente a la primera oportunidad. - El hombre apagó la computadora y se levantó visiblemente enojado. Mientras se alejaba iba murmurando para sí mismo: - Si hay algo que odio es que ésta maldita máquina me haga reflexionar con sus tonterías... .

Un Castillo 30-Jul-2009


A los 8 años y siguiendo un presentimiento, revisé el viejo ropero de mi madre. Ahí encontré bajo los abrigos, una reluciente caja de cartón que, en colores brillantes, exhibía la foto de un castillo medieval con las banderas rojas ondeando al viento. Era igual a la que tantas veces había visto en los anuncios de Exin en la tele: ¡era un castillo para armar! Me temblaron las manos y las piernas cuando al girar la caja para observar el lado opuesto, las pequeñas piezas en su interior hicieron un ruido al golpear entre sí, que a mì me pareció ensordecedor. Me quedé congelado un momento mirando a la puerta del cuarto de mi madre con la caja entre las manos. Luego la devolví lenta y cuidadosamente al lugar en donde la había encontrado entre la ropa. Salí del cuarto intrigado por el hallazgo y haciendo mil conjeturas: será que es un regalo de Navidad para mí, será que mi madre lo compró para alguien mas. Fue una larga espera hasta navidad. Cada vez que veía el anuncio de Exin en la tele, volvía la duda: de verdad será para mí?. El 25 de diciembre por la mañana, desperté con una sola cosa en mente: estará una caja de cartón con la imagen de un castillo esperándome bajo el árbol de navidad?. Cuando mi hermana me entregó un regalo envuelto en papel, no tenía que abrirlo para saber lo que contenía: el ruido de pequeñas piezas de plástico entrechocando en su interior me lo reveló antes.