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miércoles, 27 de noviembre de 2013

LIBRO SIN PAGINAS III (28-Nov-2007)

Algunos años después de que M... recuperara el oído, su esposo le comentó que la universidad donde impartía su cátedra tenía programas de intercambio con otras instituciones, y que él había solicitado información sobre universidades en latinoamérica. M... se puso feliz al pensar en la posibilidad de regresar al cálido ambiente de algún país latino, donde podría volver a escuchar su lengua natal.

Después de varios meses llegó la oportunidad que esperaban. Una universidad estatal en México solicitaba un profesor con el perfil de F... Los trámites para el intercambio todavía tardaron un poco mas. Luego vinieron los agotadores arreglos necesarios para el viaje, el envío de todas sus pertenencias, la venta de lo que no era necesario llevar (o resultaba imposible hacerlo), y los mil detalles que surgieron. En todo ese tiempo M... se encargó de resolver cada problema con su habitual optimismo.

Finalmente M... y F... junto a sus hijos tuvieron que enfrentar la penosa tarea de despedirse de amigos y familiares para iniciar el largo viaje hasta México.

Aunque todos hablaban español gracias a que M... se encargó de enseñarles, al principio la diferencia de lenguaje fue un obstáculo. La adaptación a la nueva vida fue un proceso largo y lleno de pequeños y grandes conflictos.

Para M... el cambio tampoco estuvo exento de problemas aunque su actitud ayudó a su familia a asimilar la nueva cultura mexicana. Después de algunos meses, y una vez que todos tenían su rutina, M... se dio cuenta que necesitaba una actividad en qué ocupar su tiempo libre. Dado que hablaba alemán, francés e inglés no le fue dificil encontrar un colegio donde dar clases. Para ella su familia seguía siendo el centro de su vida pero para F... la vida empezaba a carecer de sentido.

F... impartía clases en la Universidad y el contacto diario con sus estudiantes era lo único que le permitía sentirse realmente motivado. Un día una de sus alumnas llamó su atención, y aunque al principio trató de mantener una distancia prudente, eventualmente dejó a un lado el sentido común. La chica no fue indiferente al interés mostrado por su maestro, y ella también intentó a su vez y por todos los medios acortar la distancia que los separaba.

La relación pasó de ser una aventura a un asunto mas serio, cuando meses después F... decidió dejar a M... para vivir con su nueva pareja. Para M... el golpe fue devastador. Después de años de compartir su vida con su esposo, de pronto se vio sola, traicionada, abandonada a su suerte. El problema no solo era de indole moral sino que también obligaba a M... a enfrentar conflictos mas prácticos. Su cómoda posición económica cambió de inmediato cuando su esposo la abandonó. Ahora ella tenía que buscar su propio sustento.

De nuevo, fueron su fe y optimismo sus mejores (tal vez únicos) aliados. Después de buscar alguna oportunidad de trabajo, encontró una posición como encargada de la biblioteca de un pequeño colegio.

Fue en ese lugar donde tuve la fortuna de conocerla. Por varios meses conversé casi a diario con ella. Era como leer en un libro sin páginas. M... contaba su historia con la naturalidad de quien sabe con certeza que para todo problema hay una solución. Era inevitable contagiarse de esa costumbre suya de ver la vida como una serie de pequeños milagros que se suceden diariamente. Nunca escuché a nadie decir con tanta convicción que su primer pensamiento al despertar siempre era de agradecimiento por poder vivir un día mas.

Hasta antes de conocer a M... nunca comprendí el significado del término "paz interior". Ella irradiaba esa paz.

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